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Enseñar a los niños a compartir: consejos desde el desarrollo infantil

Compartir:

Enseñar a los niños a compartir: una habilidad que se aprende, no se impone

Compartir es una de las habilidades sociales más valoradas en la infancia, pero también una de las más incomprendidas. Muchos adultos esperan que los niños compartan de forma espontánea, sin considerar su etapa de desarrollo, emociones o necesidad de seguridad.

En nuestro colegio, acompañamos este proceso con respeto, comprensión y estrategias basadas en el desarrollo infantil.

Compartir no significa ceder todo el tiempo

Es común escuchar frases como “Dale tu juguete, no seas egoísta” o “Los niños buenos comparten”. Aunque bien intencionadas, estas expresiones pueden generar confusión. Compartir no debería ser una imposición, sino una habilidad que se desarrolla progresivamente.

El primer paso para enseñar a compartir es no obligar. Si forzamos a los niños, conseguimos el efecto contrario: lo ven como una obligación, no como un acto voluntario. En cambio, si respetamos su decisión y los guiamos con paciencia, les ayudamos a construir una relación saludable con la convivencia.

¿A qué edad comienzan a compartir los niños?

Antes de los 3 años

Los niños están en una etapa egocéntrica natural. No comprenden el punto de vista ajeno y lo "mío" cumple una función vital de seguridad. Como afirma Laura Estremera: “Con menos de tres años los niños no comparten, no porque sean egoístas, sino porque están en una etapa egocéntrica de su desarrollo, que es absolutamente normal y esperable”.

Entre los 3 y 5 años

Empiezan a entender turnos, a esperar y ofrecer objetos temporalmente. El juego en paralelo evoluciona hacia el juego compartido. Es una buena edad para introducir la idea de compartir, siempre con guía y expectativas realistas.

Desde los 6 años en adelante

Comprenden reglas sociales complejas, aumenta su empatía y sentido de justicia. Es una etapa propicia para fomentar una generosidad auténtica, no forzada.

Cómo enseñar a los niños a compartir desde casa o la escuela

  1. Modelar con el ejemplo: Los niños aprenden más por lo que observan. Si ven a los adultos compartir, turnarse y ser generosos, lo imitarán.
  2. Validar sus emociones: Nombrar lo que sienten y dar valor a sus emociones evita que se sientan ignorados o invadidos.
  3. Enseñar turnos: Frases como “Cuando termines, se lo puedes prestar” respetan el tiempo y la pertenencia. Estremera destaca que esto permite que ambos niños se sientan tenidos en cuenta.
  4. Establecer objetos no compartibles: Algunos juguetes especiales pueden reservarse solo para el niño. Esto genera seguridad emocional.
  5. Promover juegos cooperativos: Actividades donde todos ganan o colaboran normalizan el acto de compartir sin presión.

Conclusión: Compartir es un proceso que se acompaña

Compartir es importante, pero lo es más que los niños se sientan seguros, valorados y escuchados. Solo así el acto de compartir surgirá del deseo y no de la obligación.

🤔 Preguntas frecuentes sobre enseñar a los niños a compartir

¿A qué edad es normal que un niño empiece a compartir?

Es normal que antes de los 3 años los niños no compartan, ya que están en una etapa egocéntrica. A partir de los 3 a 5 años, comienzan a entender el concepto, pero aún requieren guía y paciencia. Desde los 6 años pueden compartir de manera más empática y voluntaria.

¿Está mal obligar a los niños a compartir?

Sí, obligar a compartir puede ser contraproducente. En lugar de aprender generosidad, los niños pueden sentir que no tienen control sobre sus pertenencias. Lo ideal es acompañar el proceso con respeto y enseñar el valor del turno y la colaboración.

¿Qué hago si mi hijo no quiere compartir?

Valida sus emociones, respeta sus tiempos y busca oportunidades para modelar el comportamiento. También puedes establecer algunos objetos como “no compartibles” para que el niño tenga un sentido de seguridad.

¿Cómo enseño a compartir sin crear conflictos?

Usa juegos cooperativos, fomenta el turno en lugar de la cesión forzada y sé un modelo positivo. Las rutinas y frases como “cuando termines, se lo puedes prestar” ayudan a evitar tensiones.

¿Por qué algunos niños comparten más fácilmente que otros?

Cada niño tiene su propio ritmo, temperamento y contexto familiar. Algunos son más sociables o han tenido más oportunidades de práctica en entornos compartidos como escuelas o hermanos.

Referencias